En pocas palabras, estos términos se refieren básicamente a lo que esperamos ganar al finalizar un proyecto de corto o mediano tiempo, los cuales muchas veces terminan en una verdadera sorpresa y no de muy buen gusto. Esto por supuesto nunca debiese pasar, pero pasa, y no es nada mas por la incorrecta forma que tienen muchas empresas de estructurar sus precios, la cual en general está mal relacionada y mal priorizada.

Un ejemplo de lo anterior es cuando se llega a cobrar por Tonelaje de Equipo, o por Kilos de Lamina, o por un sinfín de parámetros que hemos inventado para “simplificar” el costeo de un proyecto, instalación, ingeniería y hasta de un mantenimiento.
La forma “tradicional Latina” de estimación una utilidad neta, es casi dando un precio de venta al cual llegamos con un análisis de costo directo, tan solo multiplicado por un factor mágico que engloba ganancia, indirectos y todo lo que no pudimos cuantificar forma correcta. Factores que por lo general, los más temerarios llegan a utilizar el factor 1.4 como multiplicador, y los más conservadores tan solo un factor 1.15. Desafortunadamente para todas estas empresas estos factores no son correctos, ya que el “arriesgado” apenas terminará en un empate técnico y el “conservador” con severas perdidas, las cuales tratará de compensar con calidades y tiempos dentro de los proyectos que ejecuta.
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